Cataratas Argentinas

Cataratas Argentinas
"La patria, es mi infancia"
Lo que sucede a diario, relatos de lo cotidiano, de lo fantastico. Los anhelos, los recuerdos, lo que vemos, escuchamos, tocamos, degustamos, olfateamos.
La vida, el amor, la musica, los colores.

El llanto, la risa, los estímulos, las criticas.
La amistad, el futbol, la niñez.

Perico

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miércoles, 28 de mayo de 2008

"Medio Pelo"




La taza con café humea, su fragancia es agradable, el sabor no satisface las expectativas creadas. Afuera, la lluvia cae constante sobre techos de arcaicos buses, las gotas se deslizan rumbo a canaletas que bordean las viejas carrocerías, para por fin inundar el mojado, gastado y precario asfalto. Mañana laboral sórdida y solitaria. La oficina está desolada. Los telefonos suenan su ring ring, sin que nadie acuda a su atención. La luz que desprenden tubos fluorescentes es opaca, alguno titinea, no termina nunca de encender; el ventilador de alguna computadora mal apagada produce un ruido agudo persistente.
La radio anuncia la agenda del día; trastornos en el transito vehicular, paros laborales programados, comentarios de profesionales de la tertulia sobre las blasfemias vertidas por un cantante de rock, audiencias dispuestas para hoy en juicios perennes, propagandas de apuestas. Miserias cotidianas son juntadas, reunidas, mezcladas, combinadas para luego esparcirlas por hogares, oficinas, rodados, colegios, etc.
Por suerte 3 minutos de Summertime en el saxo de Charlie Parker acuden en mi auxilio para llegar a las 9 de la mañana donde formalmente se da por comienzo a la mediocre monotonía de la burguesía laboral diaria.

"Matias el Viejo"


Rumea su bronca. Pide auxilio en el más absoluto silencio; “SOS” un boludo, piensa en su fibra más intima. El tren se marchó; partió de forma natural, como se unta una tostada con manteca o se toma una ducha tibia. No se subió, perdió la ocasión. Quedó en bolas; solo; solísimo. Corrijo, diría que más que bronca sentía desdicha. El anden vacío; no se veía ni a Penélope. Bajo el techo de chapa, la estación alberga la desesperanza del transeúnte. Su cigarro encendido se consume lenta, pausada y silenciosamente. La ceniza vuela de modo delicado, el viejo y sabio viento sopla perspicaz, sin descanso menea las copas de los árboles, que bailan su danza inclaudicable.
Los botes de residuos intentan contener los nutridos desechos. Restos de panchos, bolsas de nylon, botellas, envoltorios de golosinas, bolsas de nylon, montones de papeles, cartones, bolsas de nylon, envases de todo material, vasos con restos de café, bolsas de nylon, paraguas rotos, yerba mezclada con inmundos elementos vomitivos, bolsas de nylon, latas de cerveza, petacas, bolsas de nylon, vidrios rotos, pequeñas baterías sulfatadas, bolsas de plástico; son su disperso compendio. El intento de contención, es eso, una tentativa fallida, ya que su resultado es solo parcial, pues, la basura fluye del tambor, se extiende fuera de él, se propaga por el ambiente, prolongándose en toda la geografía urbana. Basuras, porquerías, impurezas, suciedad, inmundicia, mugre, despojos, desechos, restos, desperdicios se asocian para atacar a la sociedad; que queda prisionera de los excrementos humanos. Llora la Comunidad, llora. Podría educar al individuo para no ensuciar, para que limpie, se ordene. Pero los tiempos se suceden. La Estación observa, mira sigilosamente con el mutismo de la noche.
Pasan las políticas y los funcionarios, las luces y los personajes, los perfumes y las putas, las democracias y los farsantes, los barcos y los polizontes, las empresas y los patrones, las dictaduras y los opresores, la decadencia y los apostadores, los comercios y los mercaderes, las ferias y los artesanos. Los silencios y los sabios, las traiciones y los aliancistas. Pasan. Todos pasamos.

martes, 27 de mayo de 2008

“La Patria es Mi Infancia” por eso “Cataratas Argentinas”


Hay un viejo concepto que se adjudica a diversos escritores y personajes destacados de la cultura, “La Patria es la Infancia”.
Entre otros se lo confiere a Jorge Borges, pero ... que yo sepa su Patria era una Gran Biblioteca.
Andando por Chile escuché que Gabriela Mistral también verseo sobre el tema abordado; a mí me deja dudas ésta afirmación. Positivamente conozco algo de la obra de su coterráneo, el poeta Waldo Rojas, el cual construyó algún ensayo relacionando sus más poderosas imágenes poéticas, con su infancia.
Asimismo Baudelaire y Proust escribieron sobre éste asunto.
El destacado escritor polaco Sanislaw Lem editó una singular autobiografía llamada “el Castillo Alto” tocando el tema en cuestión.
La primera vez que puse atención a este punto, fue una noche, en un boliche céntrico de la Ciudad de Buenos Aires; calle Talcahuano, Uruguay, Paraná o Montevideo no recuerdo bien, mi memoria ya falla, viendo bandas undergroup de mediados de los 80. Promediando la noche apareció un sorprendentemente locuaz, todavía talentoso Charly García, no se si aún era Charlie, allí entre órganos, guitarras y mucho whisky habló de la Patria y la Infancia. Dijo algo así; “Mi Patria loco, es la Gaona de tierra, es la quinta de mis viejos” y aulló en un grito desenfrenado “Me cago en la escarapela, mi Patria es mi Infancia”. Desde ese día, en mi subconsciente fue germinando este concepto.
Más acá en el tiempo, concurriendo al teatro Gran Rex de Buenos Aires, presencié una descripción parecida, narrada por el cantautor vallecano Ismael Serrano.
El dramaturgo Tito Cossa siempre se refiere a Villa del Parque como el dulce lugar de su vida.
Hay cientos de ejemplos referidos al tema.
En fin, por lo precedente, alguno pensará que yo me crié en Misiones.
No; solo lo conozco de paso. Pero “Cataratas Argentinas” es el nombre de mi niñez. El motivo lo relato brevemente a continuación.
Cataratas Argentinas es la denominación del equipo de fútbol que fundé e integré junto a mis pequeños grandes amigos, en mi niñez.
El nombre surgió de manera accidental.
Como niños normales de principios de los 70, nos formamos, andando en bicicletas, jugando a las escondidas, bailando el rockolenshon (o algo así), espiando cuando se vestían para ir a bailar las amigas de las hermanas mayores de alguno de nuestros amigos; y sobre todo, rompiendo las viejas zapatillas Flechas con serrucho en las punteras al impactarlas contra las pesadas pelotas de fútbol.
Un día decidimos hacer una rifa, con el fin de recaudar dinero para adquirir camisetas semejantes a las de los jugadores de verdad; poseer indumentaria era uno de nuestros sueños.
Con lo recaudado del sorteo nos marchamos al centro comercial de Liniers, vivíamos por ahí cerca, en una casa de deportes de la calle Ramón L. Falcón (nombre de represor) solicitamos la vestimenta anhelada. El vendedor ofreció varias camisetas de marcas reconocidas; a pesar de conformarnos sus diseños y texturas, nos limitaba el precio. Por lo tanto el hábil comerciante acercó unas 10 remeras de vestir, separadas del stock, por ser de saldo, ofreciéndolas a un valor módico. Eran blancas con un dibujo muy colorido compuesto por un hermoso salto de agua, un tucán verde y amarillo y una imponente leyenda multicolor que decía “Cataratas Argentinas”.
Al fin, las compramos luego de regatear un poco más el precio. Esa noche muchos de los chicos no dormimos de la emoción.
A partir de ese momento, esa indumentaria vistió la fiesta más maravillosa que me toco disfrutar. Mi Niñez, hermosa, libre, pueril.

“Mi patria es el paisaje, los olores, los sonidos de mi infancia”.-